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América

Sus raíces históricas, racismo y colonización.

Pensar América es una de las preocupaciones del primer número de AWC en el continente (No.7/ The Exhausted Land). El llamado me hizo meditar en el origen del nombre del continente y las coincidencias que se generan en este intercambio. Vivimos en un territorio bautizado por un alemán, el cartógrafo Martin Waldseemüller, en honor al explorador italiano Américo Vespucio o Amerigo Vespucci; un homenaje errado que a pesar de la rectificación hecha por el mismo Waldseemüller, se quedó prendido en el tiempo. Como muchos de los lectores saben AOWC es una iniciativa que se gesta desde Alemania, por lo que quizás una buena forma de arrancar las colaboraciones sea abrazando y minando a la vez las posibles conexiones entre estos mundos.

La primera publicación donde aparece el nombre “América” es Cosmographiae Introductio, del mencionado Waldseemüller, que data de 1507. El libro viene acompañado por un mapa del mundo de gran formato en el que aparece por primera vez en la historia cartográfica el nuevo continente. El uso del nombre se da por atribuírsele a Vespucio y no a Colón, el descubrimiento del nuevo continente: “(…) America, porque fue descubierta por Americus”. (1)  El error “se corrige” en una edición posterior cuando se atribuye el descubrimiento al (…) Admiral del Más Serenísimo Rey Ferdinand de Portugal”. (2) Pero esto solo lleva a más confusiones, pues el Rey de Portugal no era Ferdinand sino Emanuel, el Afortunado”; Ferdinand es “el Rey Católico” de Castilla y Aragón, y fue él quien financió el viaje de Colón a las Indias. Más allá de los cambios de nombres y libertades ortográficas, el descubrimiento de un nuevo territorio echó a andar la imaginación (no es gratuito que, si seguimos los mitos de origen, en el Siglo XVI se haya fraguado el género novelístico, es decir el reino de la ficción). Muchos han reclamado que Vespucio quiso robarle la fama a Colón pero ni éste ni el otro se dieron por enterados de la disputa y es probable, que al menos uno de ellos haya muerto sin ni siquiera saber con qué se había encontrado. 

 

Imagen 1

 América, 1804.  Grabado anónimo 

Hay otra tesis sobre el origen del nombre que data del siglo XIX, es menos aceptada, pero bastante agraciada, para mí una magnífica defensa a las posibilidades del “teléfono dañado”, que además es coherente con la idea de que el “Nuevo Mundo”, a diferencia de Europa, no ha tenido como problema inventar o descubrir, sino hacer creíble su realidad usando como mayor recurso la tradición oral. Está tesis que es defendida, hasta ahora, por algunos pensadores latinoamericanos, afirma que el término “América” en realidad viene de "Amerrisque" o "Amerrique", "lugar del viento" o "donde el viento sopla”, palabras que utilizaron los mayas para denominar a una cordillera montañosa en Nicaragua. Según los defensores de esta corriente, el nombre circuló entre los hombres de Colón y llegó –de forma misteriosa pero de boca en boca- al cartógrafo alemán Waldseemüller, quien lo asoció equivocadamente a Américo (pero que en realidad era Amerigo). 

 

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Universalis Cosmographia, 1507. El primer mapa en incluir el nombre de “America” y el primero en separar estas tierras de las de Asia. 

En todo caso lo que más me llama la atención de esta diatriba es la feminización del término. ¿Por qué América si el explorador se llamaba Américo (o Amerigo)? ¿de dónde sale la “a”? El mismo Waldseemüller, apela al uso en femenino del nombre para estar en sintonía con Europa y Asia, continentes ya reconocidos en la época y que tenían nombres de mujeres. Es más, si nos fijamos detalladamente, la forma del mapamundi que acompaña la publicación parece un útero. De alguna forma, quizás inconsciente, esto resalta la persistente idea de situar a la “La “Tierra” como un espíritu femenino habitado por “hombres”.

 

Imagen 3

Vespucio despierta "América". Alegoría del descubrimiento de América. Grabado de Theodoor Galle,  dibujo de Johannes Stradanus para la serie Nova reperta editada por Philipper, hacia 1600.

América, particularmente, ha sido representada por un cuerpo de mujer, quizás por su forma, parece un reloj de arena; o, como ya dije, por una necesidad de equipararse con los nombres de los continentes vecinos. Pero también puede ser por el impulso de realzar los peligros de sus exóticas tierras, no es gratuito que según Fray Gaspar de Carvajal, Francisco de Orellana, vio en sus expediciones a unas guerreras tipo Amazonas, por lo que una parcela de estas tierras lleva este nombre. Sabemos como históricamente el discurso patriarcal ha ubicado lo femenino en un lugar pantanoso, de difícil definición; un lugar oscuro y enmarañado. En este sentido la imagen de Stradanus, de América descubierta en una hamaca, que está habitualmente asociada al placer y ocio, es bastante decidora. La nueva Tierra con sus encantos, parece haber estado ahí hace millones de años, misteriosa, silente; sin embargo lista para ser descubierta, estudiada, dominada. Hoy, con las nuevas conquistas, la de la diferencia, la de los derechos, las de las mujeres y otrxs grupos subalternos, me pregunto cómo representarla. Yo por ahora solo pienso una imagen agitadora, desobediente; una imagen india, chola, lesbiana, homosexual, promiscua. Una imagen que de cuenta de la indignación, del cabreo, pero también de la posiblidad. ¿Cómo más mirar, desde AOWC, a este complejo territorio plagado de desigualdades?

Imagen 4

America holds a human leg, 1634. Anónimo.  British Museum, Dominio público.

 

Imagen 5

América, c. 1588-c.1589. Marten de Vos y Adrian Collaert, Grabado en metal. Dominio público.

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